jueves, 15 de julio de 2010

olores (II)

¡He vuelto!
Julio es un mes de cumpleaños. Cantidad de gente celebra aniversarios de cualquier tipo. Y, aunque mi cumple es en agosto, no voy a ser menos.
Yo celebro que hace justo un año perdí el olfato. Naturalmente no es para alegrarse, pero... He aquí que lo estoy recuperando!
Ya percibo olores, la mayoría son nuevos. Y son agrupados, es decir, todas las colonias me huelen igual: un único olor a colonia; los jabones y geles de ducha: a jabón; las frutas: a fruta; los guisos: a comida; los habitáculos cerrados y con humo: a mal olor; los ungüentos diversos (linimento, vicks vaporub, bálsamo de tigre): a bálsamo de tigre. Éste es más o menos mi abanico olfativo. Pero distingo perfectamente los olores buenos de los malos.
Bien ¿no?
Y, además, el otro día olí una rosa ¡y olía a rosa!
Estoy feliz.
No sé cuál es la causa de la progresiva recuperación, a pesar de que los médicos me auguraron el no-retorno. La anosmia es así. Quizá el no darle demasiada importancia y confiar en que volvería. O las 3 sesiones de acupuntura. O ambas cosas.
Os dejo dos imágenes que expresan muy bien cómo me siento. Son de un magnífico dibujante jienense: Juan Francisco Casas Ruiz. Hechas exclusivamente a boli bic.

Aquafan#10 05/02/2009

Lickingvesalius 10/06/2009

Y ahora va una canción dedicada a Paco Rallo.
Gracias Paco, por ser un seguidor tan fiel.
"Holding on to you" de
Terence Trent D'Arby
(ahora llamado Sananda Maitreya)

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6 comentarios:

anabel dijo...

Me alegro muchísimo de tu retorno olfativo, de verdad que sí....

Harry Sonfór dijo...

¡Felicidades! es muy buena noticia.

Harry Sonfór dijo...

No sé si ya se lo dije en su día, pero sabrá usted que en las tiendas donde venden vino y organizan sesiones de cata suelen vender unas cajas con frasquitos de esencias que dicen que sirven para preparar la nariz y reconocer los diferentes aromas del vino. Uno huele a cuero, otro a mango, otro a vainilla, otro a trufa, otro a chocolate, otro a café, otro a lima, otro a mora, otro a miel... Cómprese una caja de esas o pídasela al costillo y juegue. Juegue a adivinar olores. Aunque se equivoque al principio, persevere y tómelo como ejercicio diario. Eso despertará su hipotálamo y le preparará para reconocer miles de partículas odoríferas volátiles que le están esperando impacientes, con los brazos abiertos.

Harry Sonfór dijo...

Y, de paso, se me compre el libro de Diane Ackerman «Una historia natural de los sentidos» (Anagrama, Barcelona, 2009), que sé que le va a gustar, en el que descubrirá, por ejemplo, que el jazmín es una planta muy curiosa que huele a ratos y que lo mejor para oler un jazmín después de haberlo olido es alejarse de él y volver pasados unos minutos. Bueno, y ya vale de comprar, que no todo va a ser comprar y comprar, oiga.

Marisa Lanca dijo...

¡Vaya, cuánto comentario!
Muchas gracias por vuestra preocupación.
Señor Harry, especialmente con usted, estoy abrumada con toda la información que me aporta en cuanto al tema olfativo. Sí que es verdad que en su día en el Teatro de las Ánimas me comentó lo de la caja de frasquitos de esencias. Lo había olvidado. Y, como, además, soy un poco perezosa para ir a comprar, voy a pedirla junto con el libro para mi cumpleaños, que está muy cerca.
Se agradece la preocupación, oiga.
Y, por cierto, ¿cómo va usted con sus braquets?

Harry Sonfór dijo...

Mal, Lanca, con los braquets no se puede ir bien a no ser que se sea muy presumido y se tenga fe en un futuro mejor. Son un invento del demonio. Ortopedia del diablo. Dicen que la gente se acostumbra, pero lo mismo que uno se puede acostumbrar a vivir con un vecino que toca el djembé o a una lepra que te recorre todo el cuerpo. Pero aparte de eso, se va llevando. Hasta le estoy encontrado un puntico masoquista que no me conocía: cuando me aprietan los dientes con tenazas una vez al mes me da cierto gustirrico.

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