jueves, 26 de agosto de 2010

Curva a la derecha


No me gustan las curvas a la derecha.
¿Y por qué digo esto?
En mis vacaciones me ha tocado conducir bastantes kilómetros. Siempre he preferido la carretera a la ciudad, y también las carreteras secundarias con curvas a las autovías y autopistas. Los sentidos se agudizan y se disfruta más del viaje. Curva a la izquierda..., curva a la derecha..., curva a la izquierda..., curva a la der... y...
¡zas!
Ahora es cuando de repente aparece el energúmeno que cree que la carretera es suya y, como conduce de maravilla, decide acortar su trayecto curvo convirtiéndolo en una recta e invadiendo mi espacio, la línea continua blanca y lo que haga falta. ¿Dónde enseñan a conducir a esta gente, por diosss?
De toda la vida existen dos carriles: uno para él y otro para mí, perfectamente delimitados con una línea en medio. ¿Tan difícil es conducir por tu sitio?

Con las curvas a la izquierda no hay problema, como yo no acorto por enmedio jamás, no pondré en peligro al que viene de frente, que irá pegadito a su lado derecho.

Ir por carretera se está convirtiendo en una prueba difícil y casi suicida, como la vida misma, como la política, como la economía, como el trabajo, como el ocio...
Se ven casos para todos los gustos: adelantamientos increíbles, distancias de seguridad mínimas y acosadoras, velocidades de vértigo, incorporaciones ciegas, etc. En general todo es fruto de impaciencias, inconsciencias, impertinencias, insolidaridades y chulerías. Características incompatibles con el caminar, y negativas, como su propio prefijo indica.


Insisto: no me gustan las curvas a la derecha (aplíquese por doquier).
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro, es que el problema lo ocasiona el que gira a la izquierda (aplíquese por doquier)

Anónimo dijo...

El problema, Lecroix, lo ocasiona siempre el que hace las cosas mal e invade el carril que no es el suyo.
Y sobre gustos no hay nada escrito.

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