Ha comenzado un nuevo año.
Cuando me levanto el primer día, siempre me gusta salir al exterior, respirar y observar qué ha cambiado respecto al año que ha muerto. Y realmente sólo han pasado unas horas. Acabo sintiendo que tanta celebración y tanta expectación desembocan simplemente en un día más, como otro cualquiera. La vida sigue igual.
Esta vez reconozco que la bienvenida al nuevo año no la he celebrado con la misma ilusión que los anteriores, ni siquiera me comí todas las uvas [retando al destino aprehendido], excéptica y templada-tirando a fría. Ya sé [sabemos] qué año nos va a tocar...
Hoy, a mediodía, he repetido el ritual. Lucía el sol. Algo bueno ya era...
Me he sentido curada de esa gripe inoportuna. Bien!
Y ha venido a mimosearme la gata. Mapi. Mapi de "mapache". Ha sido un regalo de Víctor, por Navidad. Es nueva en la familia y todavía no habíamos hecho mucha amistad. Me ha hecho una ilusión grande. Porque, desde luego, ella es libre de quedarse o irse. Y es de un blanco tan puro, que transmite paz, mi chica.
Luego me he acercado al gallinero y he soltado a las dos gallinas sin nombre y al gallo Carolo, para que se dieran un garbeo. Y entonces me he dado cuenta de verdad de lo que ha cambiado desde que os lo presenté en este blog. Ya es todo un caballero! Y me ha parecido una explosión de color y exuberancia a tope.
Y, claro, yo había salido con la cámara de fotos en mano, por si encontraba alguna imagen con la que desearos un 2011 muy feliz.
Cuando me levanto el primer día, siempre me gusta salir al exterior, respirar y observar qué ha cambiado respecto al año que ha muerto. Y realmente sólo han pasado unas horas. Acabo sintiendo que tanta celebración y tanta expectación desembocan simplemente en un día más, como otro cualquiera. La vida sigue igual.
Esta vez reconozco que la bienvenida al nuevo año no la he celebrado con la misma ilusión que los anteriores, ni siquiera me comí todas las uvas [retando al destino aprehendido], excéptica y templada-tirando a fría. Ya sé [sabemos] qué año nos va a tocar...
Hoy, a mediodía, he repetido el ritual. Lucía el sol. Algo bueno ya era...
Me he sentido curada de esa gripe inoportuna. Bien!
Y ha venido a mimosearme la gata. Mapi. Mapi de "mapache". Ha sido un regalo de Víctor, por Navidad. Es nueva en la familia y todavía no habíamos hecho mucha amistad. Me ha hecho una ilusión grande. Porque, desde luego, ella es libre de quedarse o irse. Y es de un blanco tan puro, que transmite paz, mi chica.
Luego me he acercado al gallinero y he soltado a las dos gallinas sin nombre y al gallo Carolo, para que se dieran un garbeo. Y entonces me he dado cuenta de verdad de lo que ha cambiado desde que os lo presenté en este blog. Ya es todo un caballero! Y me ha parecido una explosión de color y exuberancia a tope.
Y, claro, yo había salido con la cámara de fotos en mano, por si encontraba alguna imagen con la que desearos un 2011 muy feliz.
Las novedades a veces no sólo llegan porque sí, sino que aparecen cuando abres los ojos y sientes las cosas de otra manera.
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