lunes, 27 de junio de 2011

De bicicletas

















Un día, hará unos tres años, llegó mi padre a mi casa con un regalo inesperado. "Marisa, te he traído algo.. seguro que ya no te acordabas".
¡Mi BH, la bici de mi infancia-adolescencia! ¡Cuántos kilómetros recorridos, cuántas bajadas por la carretera sin manos en el manillar, cuántos caminos de tierra desde el pueblo a La Estanca, o al masico, o a la torre, o al pajar aquél donde un amigo me regaló mi primer cassette (amarillo) de los Beatles! ¡Cuántas carreras en La Glorieta! ¡Ay, la pandilla, marcada por la bicicleta! Cuando llegó "Verano azul" ya lo teníamos superado.
Como en toda familia numerosa, las bicicletas, como los libros del cole o algunas prendas de ropa, son herencia para los siguientes hermanos. Pasó el tiempo, me hice mayor, ya no vivía en Alcañiz, y no había vuelto a ver una BH azul.

Cuando me la entregó mi padre, la vi tan escuchimizada y algo destartalada, que decidí colgarla en la pared del almacén y taparla con una sábana. "Ya llegará el verano, la arreglaré y la dejaré como un pimpollo".

Hoy, me ha dado por leer algunos poemas del libro de Antón Castro, y he recordado mi vieja y pinchada bici. Ha llegado el momento de quitarle las telarañas. He sacado la manguera y ¡al sol!

Votar esta anotación en Bitácoras.com

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...