viernes, 5 de agosto de 2011

reconocimientos

Atendiendo a la última columna de JL Saldaña y su invitación a pensar, y como de momento no padezco "punsitis", hoy voy a escribir una reflexión sobre esos asuntos importantes vitales que nos empeñamos en esconder.
¿Qué nos hace realmente felices? ¿Qué esperamos de la vida? ¿Qué buscamos?
Lo he pensado más de una vez. Al margen de tópicos como la salud, el trabajo, la paz en el mundo..., bla, bla, bla, desde el punto de vista de "personas", he llegado a la conclusión de que lo que realmente buscamos es el reconocimiento. Seamos sinceros, nos gusta que nos reconozcan, que hablen de nosotros, que nos tengan en cuenta, que nos halaguen (o que nos pongan a caldo), que sepan los demás que caminamos, que existimos, en definitiva y en el mejor de los casos, que nos quieran.
Es esencial, no obstante, que primero haya un conocimiento. Y para ello hay que aportar algo al mundo, hay que comunicar, forjar relación, intercambiar, actuar, dar, escuchar, tocar, oler, abrazar mucho, besar más, hacernos sentir, querer.
No podemos vivir siempre en soledad, no es bueno. Sólo lo es en momentos importantes en que surge la necesidad de pensar, o crear. Para todo lo demás, para vivir con sentido, con todos los sentidos, existe el otro, los otros, que son como tú y también necesitan compartir y ser reconocidos.
Ahora es el momento, desde ya, no cuesta un duro, empecemos a halagar, a querer, a amar, a reconocer. Todos seremos más felices. Cuando ya no estemos no habrá posibilidad de saborear caramelos.
Recitando en el Pequeño Teatro de los Libros
[cortesía de Marcos Callau]
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