Me encuentro bien en mi nueva vida. Es diferente.
He atravesado cáncer y leo [¡qué cosas!]. Entramos en virgo y sigo aquí. Aunque no termino de acostumbrarme a este verano, al principio indeciso y ahora contundente.
Hogar, dulce hogar. Temperatura correcta.
Fagocitando pasados, organizando pistas, arguyendo posibilidades, moldeando fantasmas que un día transmutarán en seres tocables por los demás. Así son mis horas, siempre creactivas.
Puertas abiertas, venga lo que venga.
Si es oscuro, jugaremos a la fresca. Si luz, boca cerrada y visera, que moscas vendrán.
Llevo muchos días sin hacer una sola foto. ¿Por qué será? Miro y pienso, miro y pienso. Enfocar al infinito tiene la culpa. Así nunca seré miope.
Miel y cebolla para las heridas, mi último descubrimiento, funciona.
Chavela se ha ido. Otros buenos no tardarán mucho. Perdemos sabores. La sal del mundo se está volviendo sosa, ¿quién la desasosará...?
Por eso ya no veo los telediarios de la 1, ni el canal 24h. Hasta facebook aburre. Necesito más marcha. Twitter ha tomado el relevo. También una copita nocturna y fresca en algún bar de por aquí, donde departir con los vecinos para arreglar la sociedad, lo nuestro, entre humo prohibido y música gastada. Momento feliz, ¡ya te digo!
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