martes, 5 de marzo de 2013

Literatura y supervivencia. Una de zombies.

Sófocles: uno de los últimos autores que he leído, tras Shakespeare, Ignacio Martínez de Pisón, Isabel Allende y Percival Christopher Wren.
Hace tiempo que no leía tanto y tan seguido.
Después de la tragedia griega, que ha resultado ser el plato fuerte, he pasado a un postrecillo ligero, divertido y enganchador como el chocolate; aunque, bien hay que decir, con un relleno rojo sanguinolento. Su autor es Manuel Loureiro y el título: "Apocalipsis Z. El principio del fin". Sí, una de zombies. Me lo he pasado pipa, yo, que huyo de la ciencia-ficción.
Pero, por otra parte, ha ocurrido algo curioso: me ha hecho reflexionar el jodido libro, y más que los anteriores.
Supervivencia, he aquí la cuestión.
En estos meses en que parece que se va yendo al carajo nuestro sistema de bienestar, convirtiéndose en malestar y, cada vez más, sencillamente en 'noestar', uno va planteándose sus propias necesidades, eliminando lo superfluo, valorando lo que es y lo que tiene. Surgen las preguntas tipo ¿Y si...? ¿Y si un día...? ¿Y si llega un día en que...?
No, no, no. Lo dejaremos en presente continuo (creo recordar que éste era un tiempo verbal francés "Je suis en train de", igual ya no se usa, no lo sé).
Sobrevivir, buscar lo básico (biblioteca básica Salvat, mi portada favorita de todos los libros que acabo de leer, con ese azul tan limpio), sentar las bases, plantar semillas, barajar las posibilidades y no plantarnos encima de ellas. Ya no podemos permitirnos 'supervivir' (léase ¡ja! mi entrada de hace 3 años).
Eso me lleva a otra reflexión que oí ayer en un programa de radio. Comentaba un científico que nuestra inteligencia media está disminuyendo. La masa cerebral de un humano actual se ha reducido con respecto a sus antecesores. Y es que ahora contamos con muchísima información, pero apenas la procesamos; no hacemos trabajar al cerebro, pues tenemos la 'cómoda' tecnología que lo hace por nosotros. Basta con echar un vistazo a las típicas frasecitas cortas que muchos facebookeros promocionan, bonitas y decorativas, pero son incapaces de leer cualquier artículo que pase de 4 líneas y menos pensar en lo que se cuenta (por ejemplo, sé que este post no lo va a leer casi nadie).
Otrora, el hombre, por su instinto de supervivencia, pensaba continuamente en cómo solucionar problemas, en cómo arreglárselas para lo que fuera, con sus propios medios, y así, sin proponérselo, iba desarrollando su intelecto.
En el libro de Loureiro, el protagonista debe conservar su mente a punto en todo momento y pensar en segundos una solución, porque se juega la vida. Aunque las situaciones o el panorama son 'ficticios', no deja de constituir un modelo de comportamiento a tener en cuenta en muchos aspectos. Podemos volver a la Edad Media, incluso a la Prehistoria, metafóricamente hablando, cualquier día de estos. ¿Estamos preparados?


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